Aunque la respuesta corta es no, quisiera que nos detuviéramos un poco en el por qué. El Microscopio es una herramienta que permitió la aparición de ciencias como la Biología Celular y la Microbiología. Nadie podría negar que fue una innovación que cambió la manera de entender algunos misterios de la medicina. Es un instrumento que al día de hoy no puede ser realmente reemplazado (aunque sin duda ha sido perfeccionado).
Aunque no podría entrar en los detalles físicos detrás de los principios de la óptica, sí sé que no es posible usar los mismos lentes de un microscopio (“observación de lo pequeño”) para ver las estrellas del cielo. Para ello requiero un Telescopio (“observación de lo lejano”). Ambas herramientas sirven para “observar” un fenómeno, pero su finalidad son muy distantes entre sí.
Decidí comenzar con esta introducción para mostrarles un ejemplo sencillo de porqué no podemos pretender usar un mismo instrumento para medir 2 cosas diferentes. Esto es lo que actualmente pasa en medicina convencional a la hora de querer investigar el impacto de ciertas intervenciones “naturales” como la alimentación, suplementos y otras modificaciones de estilos de vida, con las mismas herramientas que evalúan los “beneficios” de los fármacos.
Los famosos estudios randomizados, doble ciego, multicéntricos -etc.- fueron herramientas desarrolladas a partir de la necesidad de evaluar las consecuencias del uso de un fármaco sobre uno o más parámetros de salud en particular. Se seleccionan 2 o más grupos de personas, con características similares, las cuales son separadas en grupos: control e intervención. A los primeros se les hará pensar que reciben una intervención (placebo), y a los segundos se les intervendrá -realmente- con un compuesto activo con resultados supuestos sobre algún aspecto de la salud. Luego de un tiempo determinado, se evalúa si se cumplen o no los objetivos esperados (“outcomes” primarios y secundarios). Llevándolo a palabras simples, se buscar evaluar una intervención – un resultado, en grupos muy parecidos entre sí.
Este método de investigación ha sido tan exitoso desde su creación, que al día de hoy se considera el más alto estándar de calidad en el área de la Medicina Basada en la Evidencia. El gran problema con esta decisión es que analizar las cosas bajo ese prisma es equivalente a definir que el microscopio es la mejor herramienta para evaluar todas las cosas de la naturaleza, incluyendo el estudio de las estrellas. Parece descabellado, ¿no? Bueno, lo es pero sigue siendo una convicción en una gran mayoría de especialistas médicos alrededor del mundo. Esa es una de las principales razones por la que muchos -y renombrados- estudios que analizan el impacto de intervenciones de estilos de vida (como el estudio VITAL sobre la Vitamina D, por poner un ejemplo) “fallan” en dar razón a los beneficios que esto tiene en el tratamiento y resolución de ciertas disfunciones de salud (enfermedades). Esperar que UNA intervención de estilos de vida -por sí sola- demuestre revertir el cáncer, la diabetes, la hipertensión o alguna condición autoinmune, es persistir en una línea de pensamiento simple, reduccionista y limitada del funcionamiento del cuerpo humano y el sinfín de interacciones que tiene con su medio interno y externo. Sin ir más lejos, hasta la definición inicial de lo que es la Medicina Basada en la Evidencia no solo consideraba los estudios científicos, sino también la expertiz clínica y las preferencias de los pacientes (1).
Lamentablemente al día de hoy personalidades de todos los ámbitos de la salud, incluyendo disciplinas alternativas y complementarias, promueven diversas “balas doradas” -intervenciones mágicas- en sus pacientes, creando confusión en la población y generando expectativas que terminan descalificando la eficacia de las intervenciones no farmacológicas que, cuando son planificadas y llevadas a cabo por un profesional capacitado, logran resolver las causas raíz que llevan a las enfermedades.
Mientras más descubrimos sobre el funcionamiento del cuerpo, preguntas más complejas que las anteriores aparecen. Es improbable que llegue el momento en donde UNA cosa resuelva todo, pues va en contra de las características de la naturaleza misma, en donde la individualidad biológica es uno de sus rasgos más propios.
Nuestro futuro como profesionales de salud debe considerar aceptar este desafío y buscar estrategias para abordarlo de la forma más eficiente y eficaz. Ese es el propósito más importante de la Medicina Funcional: interpretar la complejidad de las disfunciones biológicas de un individuo, para luego desarrollar estrategias multimodales que resuelvan las raíces del problema.
Aprende, Evoluciona, Sé Parte. Nos vemos en el Simposio.
- Geyman JP. Evidence-based medicine in primary care: an overview. J Am Board Fam Pract. 1998 Jan-Feb;11(1):46-56. doi: 10.3122/15572625-11-1-46. PMID: 9456447.
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